Relax desde el 7º mesario
Tras la victoria de hoy del Madrid en el Camp Nou uno se queda un poco más relajado después del esfuerzo durante el partido. Es una buena excusa para celebrar el septimo mesario de mi exilio sureño. Aunque esto de las celebraciones del mesario no es que sea una gran cosa pero bueno, es una forma de contar todo el tiempo que llevo por ahí y sobre todo, contar que ya queda menos para volver.
Pero bueno, aprovechemos que vivimos buenos tiempos -espero que vengan mejores- para no flagelarnos en nuestras penas.
Hacía un mes que no me pasaba por aquí y han pasado varias cosas desde entonces, fiestas más que nada, porque de un tiempo a esta parte creo que es lo que mejor se me dá. La mejor siempre está por venir pero las pasadas no se han quedado atrás.
Ahí está esa T.i.M. vs Phyera's birthday en la que nos reunimos unos cuantos tendancers a gorronearle unas gominolas al tio Phyeras y unas cervezas en el bar esotérico que definió Law en una visita anterior en las ferias pucelanas. Luego el Polar como siempre para nosotros solos dandolo todo con la sesión de Hector y Oscar, e incluso esta vez se atrevieron a venir Sandra y Pilar, dos nuevas aprendices de tranceras con las que siempre nos echamos buenos ratos y buenas risas. Y todo acabó en la vieja estación de trenes de Valladolid huyendo de aquel viejo borracho que se empeñaba en enseñarnos su tanga.
Una nueva escapada pucelana que volvió a merecer la pena como siempre, y eso que esta vez fué desde Málaga, que ya queda un tanto más lejos que mi casa.
Tras esta escapada, el tiempo que quedaba para las próximas vacaciones era poco así que aparte de intentar sobrevivir en el trabajo, hemos aprovechado para tener varias reuniones sociales a.k.a. comidas y cenas de empresa en las que hemos profundizado un poco más en nuestras relaciones extralaborales entre compañeros.
El día grande era el de la cena de la empresa. No se por qué pero todos lo esperaban ansiosos como un día grande. La gente se había comprado trajes elegantes para la cita y se escandalizaban cuando yo les decía que iría con tejanos y zapatillas y me decían que menudas pintas. Se nota que sus fiestas son limitadas o al menos no son como las mías porque yo la esperaba con un tanto de indiferencia con la intención de cenar y poco más y pronto a casa porque el aburrimiento sería enorme. Error.
Al final la noche fue exelente y eso que faltó lo de siempre, culminar. La cena un poco seria y tal pero bueno, luego vinieron las copas y ya todo el mundo se empezó a desinhibir.
Cuando ves semejante estampa desde la sobriedad e indiferencia te das cuenta por donde debes y no debes ir y al final tanto control se vuelve en tu contra, pero en el fondo lo mejor es controlar la situación en todo momento para que no se te vaya de las manos... como a alguno/a.
Posiblemente si hubiera perdido el control hubiera hecho algo de lo que a estas horas me estaría arrepintiendo así que al menos he de conformarme con que al día siguiente podía mirarla a la cara... a pesar de las provocaciones.
En fin, que muchos mostraron su otra cara, esa que día a día ocultan tras un telón de acero con sus malos rollos y borderías. Eso es lo que me fastidia de la gente del curro.
En el polo opuesto estan los compañeros de Pucela con los cuales había buen rollo mientras se curraba y mientras se salía de fiesta.
Anoche sin ir más lejos nos volvimos a juntar para cenar y luego dar una vuelta por aquellas calles en las que corrimos más de una aventura, tanto laboral como extralaboral.
Una cena que difería mucho de la que contaba antes ya que era informal y de buen rollo a pesar de que el sitio donde fuimos era un poco serio para mi gusto.
Pero eso daba igual, la excusa era juntarnos para echarnos un buen rato mientras tomabamos unas copas, que ya hacía muchísimo que no nos las tomabamos juntos y ya había ganas.
La noche se lió tanto que al final hemos quedado para repetir en abril, ésta vez en Palma de Mallorca. Estupendo, ya va siendo hora de conocer las tierras de la ensaimada, Rafa Nadal y de mi amiga Elena Gómez.
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