Saturday, November 03, 2007

De vuelta al tren hotel

Ese tren hotel en el que tantas noches regresaba de Valencia y Alicante, cuando las cosas parecían que iban a ser mejores que hasta entonces, ya me echaba de menos. Y yo a el.
Posiblemente le queden los días contados con todo esto del progreso, aves y demás pajarracos similares que harán del ferrocarril un medio de transporte diferente al concepto que tenemos hasta ahora.
Y es que han sido muchas historias a bordo de diferentes trenes nocturnos, con multitud de personas a las que conoces para una sola vez, para compartir esos momentos efímeros de confidencias, conversaciones absurdas y situaciones no menos lamentables.
Tenia ganas de volver al coche 024 o al 122. Quería comprobar si todavía seguian viajando en ese tren esas universitarias guapas que estudian fuera de su ciudad natal y que cuando llegan puentes o fines de semana se vuelven a su tierra a ver a los suyos. Situación similar a la mía con la salvedad de la situación laboral.
No me gusta viajar en la zona en la que los asientos van dos frente a dos a no ser que conozca a los dos de enfrente y ésta vez me tocó. Bien es cierto que si me toca ventanilla me da igual porque me quedo mirando durante el viaje y no me apetece cruzar ni una mirada con mis compañeros de viaje, cosa que es inevitable. Esta vez me tocó ventanilla, pero un niño que viajaba con su abuelo me pidió que le cambiara el sitio. A veces me pregunto para que se molestan en numerar los billetes si luego cada cual hace lo que le sale del nunflo, pero bueno, el cambio tampoco fue malo.
Saliendo de Madrid mi compañera de viaje era una chica de diecinueve años que volvía a casa después de su semana lectiva fuera de ella. Me hizo gracia la conversación telefónica que tuvo con su madre porque no la iba a dejar salir cuando llegara a Avila, que era su destino, y a raíz de esa conversación mantuvimos una pequeña conversación acerca de los horarios, los padres, las salidas y demás menesteres que acontecen en tu vida de universitario.
La di un consejo que no se si habrá puesto en práctica. Nunca pidas a tus padres si te van a dejar hacer una cosa. Simplemente diles que vas a hacer esa cosa.
En Avila cambié de compañera de viaje. Si la anterior se miraba bien, esta se miraba mucho mejor. Segunda universitaria del día que volvía a su casa en A Coruña para pasar el puente. Esta se miraba mejor pero era menos simpática que la primera con lo cual tampoco es que hubiera mucha conversación. Hola, me dejas pasar? y poco más ya que cayó profundamente dormida enseguida... pero sólo por un rato, hasta que su cabeza se cayó en mi hombro y la tuve que despertar cuando me levanté a estirar las piernas.
Creo que no le gustó mucho que la despertara pero no tenía elección. Además, se estaba aprovechando de mí y yo no recibía nada a cambio.
Cuando me bajé del tren en mi ciudad natal ella volvió a despertarse. Me dió tiempo a decirla adiós y cuando estaba en el andén, vi que a través de la ventanilla me decía adiós con la mano. Me he quedado extrañado y he seguido caminando a casa dandole vueltas al coco por la gente rara que te puedes encontrar en cualquier sitio. En fin, que espero que el próximo viaje en el tren hotel la situación vuelva a ser así de agradable, porque siempre puede ser peor.

1 Comments:

At 12:31 PM, Anonymous Anonymous said...

Por qué nadie comenta en tu blog nunca toxsimias?

Será que intimida tu pose xD.

Pero aqui hay gente que te leemos siempre que publicas

Saludetes.

 

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