Thursday, August 23, 2007

Mesario 3 y otras efemérides

Ya van tres meses de mi exilio andaluz y sigo sin hacerme un sitio en estas tierras que a cada día que pasa me desagradan un poco más.
Aún con la resaca de la semana pasada de vacaciones no se me va de la cabeza la idea de que hay que salir rapidamente de aquí para estar un poco más cerca de la poca gente que me queda y que realmente merece la pena, cosa que me ha sorprendido gratamente la semana pasada que aún quede gente así.
Y para colmo estas últimas dos semanas tenemos las tardes libres ya que nos han obligado a hacer jornada intensiva con lo que a las tres de la tarde ya somos personas libres. Un desastre por mi parte ya que ahora por las tardes me aburro muchisimo. Hoy ha sido el primer día y no sabía que hacer. Menos mal que sólo serán dos semanas, que laboralmente hablando se quedan en siete días de trabajo.
Sinceramente creo que se ha cumplido un tercio de mi estancia por estas tierras, bien es cierto que espero encarecidamente que se haya cumplido la mitad, y realmente estaría muy bien que a partir del próximo invierno empezaran las cosas a rodar para que se produzca el hecho que llevo esperando un tiempo.
A fecha de hoy no hay mucha prisa, la verdad, pues ahora llega una época de relax y es que siempre he pensado que de septiembre a diciembre son los peores meses del año en cuanto a estado de ánimo. Se pasan los días trabajando sin darte cuenta y cada vez anochece más temprano aunque hay cosas buenas que siempre están bien como por ejemplo esas escapadas clandestinas a Salamanca y Valladolid en una noche de fiesta efímera que hace que el tiempo merezca la pena. Esas pequeñas cosas las echo de menos y va siendo hora de volver a recuperarlas, ¿no?
Hace un año que comenzó la “pesadilla del exilio” con mi traslado a Alicante y Valencia. Hay que ver como cambia la historia en un año, bueno, si realmente la cosa da unos bandazos tremendos en apenas unos días no iba a ser menos en un año. Pero las circunstancias y demás cosas externas hacen que todo sea demasiado inestable y te encuentres casi sin darte cuenta con cosas que son, pero que no deberian ser. Un caos en definitiva.
Comenzaba entonces una nueva época de mi vida que un señor, llamemosle así no siendo que se enoje, se encargó de hacerla poco llevadera e incluso yo diría que también se encargó de destruirla hasta el punto de tener que salir corriendo y dar con mis huesos en la situación actual. No le culpo pero hay que entender que fue el desencadenante principal así que es una persona “non gratae” en cuanto a mí se refiere.
Escucho “Breakfast – The Sunlight” mientras escribo estas pequeñas paranoias y no puedo quitarme de la cabeza a esa chiquilla que cuando puse este tema en el coche a tope sin avisar la semana pasada pegó un chillido que aún me duele el oído, aunque tampoco pude contener la risa y no pude por menos que descojonarme durante unos diez minutos de su reacción.
Si todo va bien quedan exactamente treinta días para que nos volvamos a ver, pero estoy seguro que en esos treinta días algo ocurrirá y no será posible que nos veamos porque estoy abonado a este tipo de sucesos paranormales.
Pero antes de todo llegan las fiestas de pueblo, sí, esas fiestas que llevamos tanto tiempo esperando y que este año espero poder disfrutar en su totalidad ya que espero que el próximo día 7 de septiembre vuelva a poner rumbo a mi tierra para liquidar primero unos temas personales que me quitan un poco el sueño y luego disfrutar de la fiesta, de las fiestas y es que pueden ser unos fines de semana grandiosos o no.
Lo único claro es que faltan dieciséis eternos días para unas nuevas “desperate holidays” que me prometí a mi mismo que no tomaría pero que como el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, me he sentido obligado a coger para ver si soy la excepción que confirma la regla.

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